miércoles, 1 de noviembre de 2017

Historia de un clan. Primera temporada.

Los días de lluvia pueden pasar distintas cosas al resto de días. Una de ellas, empezar a ver, entre aguas en Murcia y soles ausentes, la primera temporada de Historia de un clan. Nunca se sabe. El delito hecho serie. Pacto de sangre. Meter a los tuyos en un agujero sin salida. Mostrar el lado más cruel y el más familiar, el lado que nunca habías puesto a prueba o el que llevas en los genes. Nadie es realmente como parece. Nadie. Nos vemos, en ocasiones, dentro de las cebollas más inimaginables, y no todas son de cristal. Vivan las cebollas de cristal. Uno tras otro, caen. Como moscas. Una familia no tiene fin. Vende la moto. Decir y hacer. ¿Comunistas? ¿Ambiciosos? ¿Pensar en un mundo mejor? ¿Los que raptan son gente mala? ¿Tragar cuchillas? ¿Cárceles? ¿Quién vivió con Videla acaba siendo Videla? Aprovechar oportunidades. Jodiendas con llamadas a mitad de la noche. Psicópatas hijos de mil putas y todo lo demás. Divide, multiplica por cero. Sumar para restar. Llantos que no llevan a ningún sitio. Vivir por encima de las posibilidades. Mancos que sienten el hombre inexistente. Llamadas sin respuesta. Saltos para reventar. No poder más, no resistir más, no aguantar más. Buches en mano y luces apagadas. El queso rallado de los prepucios no lavados. Ya lo dijo Perón: "El hombre es bueno, pero si se vigila, mejor". Niñas intrigantes, fantasmas de bañera incómoda. Huéspedes con armonía. Como García Lorca, siempre hay un Federico que muere por la envidia. Hombres con sed de sangre. Pastores, curas que hablan sombras que se alimentan de sombras. Habla el cura de seres espirituales con experiencia física. ¿Es Dios justiciero? Cambiar lágrimas de satisfacción por lágrimas de odio. Ojo por ojo. ¿Disfrazar la selva de civilización? Sobras y faltas, capuchas, vidas de mierda. La cruz bíblica y su peso, tiene cojones el asunto. Dolor de manos, agua caliente y música bajo los candados. Días peronistas, días de reencontrarse con los seres amados, dice Arquímedes en Historia de un clan. ¿Se huele el aliento en las fotografías? ¿Hay algo peor que ser periodistas? ¿De verdad un lago se hace gota a gota? ¿Tener amigos cuándo solo tienes familia y cómplices? ¿A cierta edad no se coge ni se ama solo que se recuerda? Y en esa deriva hacia el caos, la muerte, capítulo a capítulo, sigue su paso y su camino. Bien cierto: La mortaja no tiene bolsillos. Las ranas explotan, bajo el agua y en superficie. Y la lectura de Mi lucha como búsqueda para explicar lo que pasa y pasará. Hijas convertidas en putas y bomberos, o por distinto orden, loca número uno y loca número dos. Es imposible huir. El cascarón de la mierda es enorme. Y pagan pecadores, por muy pecadores, y otros escapan y otros desaparecen y otros siguen teniendo problemas el resto de sus vidas. Y todo lo demás, también.