jueves, 8 de octubre de 2015

Fear the Walking Dead. Primera temporada

Cuando se analizan el disparate de audiencia del primer capítulo de Fear the Walking Dead en la AMC gringa nos da el miedo en el cuerpo. Más de diez millones de espectadores en un canal de pago. Casi nada. Y cuando nos metemos en vereda, capítulo a capítulo, vemos que no es casual. Los más sanguinarios querían sangre, sangre y más sangre. Para eso tenían True Blood, digo. O tal vez no. Fear the Walking Dead empieza con drama y acaba con drama, acaba con muerte y empieza con muerte. Como debe ser. Quién quiera drama, que lo vea; quien quiera cansancio, que vea un equipo dirigido por Repesa (pero eso es otro walkingdear, por supuesto). Fear the Walking Dead pone de manifiesto los problemas familiares: el pasado, el presente y el inexistente futuro, porque no hay futuro aquí ni en mitad del océano. Y la serie pone énfasis en el abandono y en no mirar atrás, en tipos que dicen ser amigos y no lo son. Pone tildes necesarios en sílabas imprescindibles en mitad de la desesperación. Y los que quieran sangre, que la compren, como hacemos todos. Y punto.

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