jueves, 24 de septiembre de 2015

Putas asesinas

En mitad de la desesperación de la noche, cuando las pastillas para dormir no funcionan, empecé la lectura de Putas asesinas. He de reconocer que las 4 veces que comencé con Los detectives salvajes lo abandoné. Putas asesinas lo terminé de vuelta de Cartagena en un tren parado entre Balsicas y Torre Pacheco en mitad de ninguna parte. De ninguna parte. Y al principio me decepcionó: demasiados nombres propios resumidos en una mayúscula, demasiada vida cotidiana que ni en ese lugar en mitad de ningún sitio a las doce de la noche brillaría. De todos los relatos destacar Buba y Putas asesinas, relatos que se quedan en la retina y en la memoria, lejos o cerca de ningún sitio. Y todo lo demás.

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