lunes, 12 de mayo de 2008

Amarillo.


Esta mañana he leído Amarillo, de Félix Romeo. Joder. Recomendación de Jesús. Félix Romeo cuenta parte de la historia de Chusé Izuel, un amigo, un íntimo. Chusé se suicidó un 27 de abril de 1992 en la Barcelona preolímpica. Había nacido en 1968. Escribió reseñas y críticas en El Periódico de Cataluña, El Periódico de Aragón y El Día de Aragón. Por lo que cuenta Félix Romeo, Chusé debía de ser el reflejo de muchas personalidades, de Carver, de Kennedy Toole, de Cioran (el Word lo corrige como Cifran, sin comentarios), de Thomas Bernhard. De Paranoia, de horas y horas fumando, escuchando música. Paranoia. Y, sobre todo desamor, el abandono de Mariángeles. Un amor que según escribe Félix Romeo era “verdadero, irremplazable”. El infierno en vida. Y no es posible la huída. Pelos largos y anillos de plata en las orejas. Siempre soñando, siempre interpretando sueños. La lluvia presente.

Incertidumbre de futuro. La televisión como ordenador del mundo. Momentos agotados. Se ha cruzado el final. El razonamiento no se puede seguir. La gente que no lee. Y estoy lejos de ti. Te perdí en la niebla. Eres brumosa. Y sigo lejos de ti. Y lejos de ti no quiero seguir. Balanzas inclinadas. Saturación. Imágenes, sudor, altura, macetas, moscas, lluvia, hedor, asco y todo lo demás. Transición al mañana. Lugares tristes. Sueños perdidos. Lector, novelista, escritor. Y cuando veo amanecer el aire es oscuro. El destino es un piso muy alto del que tirarse. Maniáticos del poder, de la irrealidad. Y nunca contigo. Es imposible. La epopeya de la sinrazón, del ególatra en busca de sí mismo. Un tipo que habla de sí mismo en tercera persona. Y tengo frío cuando amanece. Y no llueve lo suficiente. Ni la ketamina. ¿Dónde está la épica? ¿Ocurrió así? La puta luz del amanecer. Todo no es para siempre. El tiempo no perdona. Y el semáforo está en rojo. Y estoy perdido. Y, encima, perdido en ninguna parte. Y el puto semáforo en rojo. Y antenas cancerígenas, y lágrimas en los ojos. Estamos mojados en un invierno austral. Lluvia merecedora de penas claustrales. Perdido sigo. El puto refrito. El puto historicismo. Copiar, y copiar, y copiar, y nada es original. En ninguna parte. Nadie es original. Y cuando te abandonan, te matas. Es así. Y no merece la pena seguir así. No nos queremos. El puto desgaste hace que no podamos arreglarlo. La única forma, la única solución. El olvido. Nadie entiende esto, y siempre pierdo. Y dejarlo todo ya. Cansancio, soledad y todo lo demás. Y el espacio de la poesía. Universos dolorosos. Abstracción. Vigencia escasa. Tu cuello. El calzador. Infinitos días, sin escuchar tu voz. Voz temblorosa. Nubes dibujadas. Agonía. Desamor y venganza. Abrazos eléctricos.

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